MEGAQM FCI separador

¿Hasta dónde puede llegar el BCRA?

Tiempo de lectura: 4 minutos

Home | Novedades

Blog MEGAQM

El ritmo de depreciación lo define todos los días el BCRA cuando interviene en el mercado de cambios. Dada la relevancia que tiene esta variable, siempre resulta desafiante tratar de entender cuál es la lógica que aplica para tratar de anticipar esos movimientos. El objetivo principal es mantener un tipo de cambio real competitivo, en especial luego del Acuerdo con el FMI, en el que se acordó la necesidad de no seguir atrasándolo. Esto implica que el BCRA debe analizar la dinámica de las distintas monedas y los niveles de inflación internos y externos antes de definir su objetivo de tipo de cambio nominal. Teniendo en cuenta estos criterios, ¿hasta qué nivel puede llegar el ritmo de depreciación mensual?  

En las últimas semanas, en un contexto de expectativas de aceleración inflacionaria, aumento de brecha y fortalecimiento del dólar, el BCRA aceleró el ritmo de depreciación, superando por primera vez la barrera del 5% mensual. Es más, en los últimos 5 días hábiles el ritmo llegó al 5,4% mensual, que implica un ritmo anualizado del 88%.

Es la primera vez en mucho tiempo que ese ritmo de depreciación supera a la inflación (medida por el CER diario) y a la tasa de interés. El problema es que aún así puede ser insuficiente para sostener el tipo de cambio real sin que se atrase. Además, se producen algunos incentivos negativos para el mercado cambiario, porque ritmos de depreciación que superan a la tasa de interés y a la inflación desincentivan la liquidación de dólares de las exportaciones, porque al exportador le conviene retener productos que ajustan por tipo de cambio y le ganan tanto al costo de financiarse en pesos como a la propia inflación local.

El gráfico anterior muestra como esta relación entre Tipo de Cambio, Inflación y Tasa de Interés no ha mostrado ese comportamiento relativo en los últimos meses. La situación óptima es aquella en la cual la tasa de interés es superior a las otras dos variables y el tipo de cambio se ubica en un nivel en donde la depreciación compensa la diferencia entre la inflación local y la inflación externa. En ese punto de equilibrio se mantiene el tipo de cambio real y los exportadores tienen incentivos a liquidar porque el costo de financiarse es superior a la devaluación esperada (costo financiero positivo en dólares).

El desafío para el BCRA ya era complejo por los altos niveles de inflación local, pero a eso se le ha sumado la apreciación del dólar a nivel mundial que queda reflejada en la paridad Dólar / Euro y que en las últimas semanas ha implicado una fuerte depreciación del Real (Brasil).

Para Argentina esto implica un atraso del tipo de cambio real, porque la depreciación la medimos contra un dólar que se fortalece. Por lo tanto, es mucho menor cuando se la compara con respecto a las otras monedas que conforman el tipo de cambio real multilateral. Este factor aumenta la presión sobre el BCRA que debe sostener un ritmo mayor de depreciación para compensar ese fortalecimiento del dólar.

A esta problemática externa, dada por el fortalecimiento del dólar se suma el desafío de compensar el fuerte aumento de precios a nivel local. El nivel de inflación promedio en lo que va del año ha sido del 5,3% mensual, pero la expectativa para julio es más alta todavía (6,8% / 7,5%).

La inflación internacional está ayudando, porque en el primer semestre mientras la inflación local fue del 5,3% promedio, el promedio ponderado de aumento de precios de los socios comerciales de Argentina fue del 1% mensual. Esto implica un diferencial de inflación del 4,3%. El problema es que el ritmo promedio de depreciación multilateral fue del 3%, por debajo del 3,4% promedio de la devaluación directa contra el dólar. Es decir que el resto de los países que comercian con Argentina se depreciaron a un ritmo promedio del 0,4% mensual con respecto al dólar.

Una vez analizados los aspectos centrales que explican la necesidad del BCRA de acelerar el ritmo de depreciación (inflación local alta y fortalecimiento del dólar), queda entender los desafíos por delante.

El principal tiene que ver con las presiones inflacionarias que se están observando en julio. Si se confirman las expectativas del mercado, el aumento de precios se ubicaría entre el 6,8% y el 7,5% mensual. Eso implica un nuevo retroceso del tipo de cambio real, que ya perdió 9,5 puntos en lo que va del año.

Luce cada vez más complejo lograr evitar que se siga atrasando el tipo de cambio real. A manera de ejemplo, si se cumple la aceleración inflacionaria de julio y luego se logra ingresar en un sendero gradualmente descendente, se necesita un ritmo de depreciación mínimo del 4,6% mensual para evitar que se siga deteriorando el tipo de cambio real multilateral. Siempre asumiendo que el dólar no se sigue fortaleciendo. Si en cambio se busca recuperar los casi 10 puntos de competitividad cambiaria que se perdieron en el año, el ritmo promedio debería ascender a 6,4% mensual. El problema es que la inflación elevada hace necesarios niveles de nominalidad cada vez más difíciles de sostener.

Con este escenario por delante es esperable que, si el BCRA busca evitar un salto discreto del tipo de cambio, acelere el ritmo de depreciación todo lo que pueda sin afectar el equilibrio general. El techo mensual hoy está dado por el nivel de las tasas de interés y por las implicancias que la aceleración pueda tener sobre el ritmo de inflación futuro.

INFORMES Y NOVEDADES