Es claro que la posición de reservas del BCRA es extremadamente baja. Tal como ocurrió a fines de 2015, o en septiembre/octubre de 2020, el stock de reservas se ha ido deteriorando por el flujo negativo en el mercado cambiario y los pagos de deuda pública. Estamos en un trimestre en el que el flujo cambiario será muy ajustado esperando tanto la concreción del acuerdo con el FMI, que fortalecerá las reservas, como el segundo trimestre del año por la estacionalidad alta de la liquidación de exportaciones agrícolas.
Si restamos el swap con SEDESA por u$s 1.700 millones (además de los encajes de los depósitos en dólares, el swap con China y el del Banco de Basilea) las reservas netas habrían entrado en terreno negativo.
Es toda una señal de lo comprometido de la situación del stock de reservas, pero que se puede transitar en el corto plazo usando reservas atadas a pasivos que no son exigibles en forma inmediata.
En estos 45 días también habrá que pagar (antes del vencimiento del FMI del 22/03 por u$s 2.800 millones) unos u$s 500 millones, principalmente a organismos.
Será muy importante, entonces, lo que pase en este tiempo con el flujo de divisas surgido de la evolución del mercado único de cambios (MULC). Se pueden observar allí los siguientes temas:
- Alta demanda de dólares del sector privado: Que creció mucho en el segundo semestre 2021, exceptuando los pagos por importaciones. En el cuarto trimestre fue de u$s 1.600 millones mensuales y actualmente se ubica en los u$s 1.700 millones por mes. Un año atrás esa demanda estaba en u$s 900 millones. Las principales causas de ese aumento están en los pagos por fletes, los gastos de turismo y la cancelación de deuda privada. Los pagos por fletes aumentaron unos u$s 220 millones por mes debido al encarecimiento post pandemia, los pagos con tarjeta y por viajes aumentaron unos u$s 200 millones y en estos meses tienen alta estacionalidad y las cancelaciones de deuda otros u$s 200 millones alentados por las expectativas de devaluación. Esulta difícil pensar que se impongan nuevas restricciones sobre estos pagos ya que bajar los límites de atesoramiento o hacer pagar con dólares los pagos de turismo son medidas que el gobierno parecería que es difícil que tome. Además ya se ha prorrogado el esquema sobre la deuda privada. Ello pone más presión sobre la necesidad de alcanzar un superávit comercial cambiario superior a los u$s 1.700 millones por mes.
- Estacionalidad baja de la liquidación de exportaciones agrícolas: Febrero/marzo son meses de baja liquidación de exportaciones agrícolas, lo que baja la oferta en el MULC. Aunque están siendo buenas las liquidaciones agrícolas (en enero ’22 un 14% por encima de enero ’21) hay que esperar hasta fines de marzo para que se note una recuperación clara de esa oferta.
- Necesidad de bajar los pagos por importaciones: Con estas condiciones – mínimo nivel de reservas, alta demanda privada de dólares, baja estacionalidad agrícola – no hay muchas opciones que limitar el nivel de importaciones en los próximos 60 días. Para equilibrar el MULC en febrero el nivel de importaciones debería estar en torno a los u$s 4.600 millones, poco arriba del mínimo de octubre 2021 y un 20% por debajo de los niveles de noviembre/diciembre. El gobierno ha tomado en febrero este camino a través de más limitaciones para gestionar los permisos de importación, por tanto bajarán claramente los pagos de importaciones en febrero y marzo. Veremos su cuantía y el tiempo de duración, que tendrá su impacto negativo en términos de actividad.
- Las implicancias de aumentar los usos del swap con China: El gobierno está detrás de este objetivo, que sería muy útil porque permitiría pagos de alguna porción de las importaciones de China con este swap, lo cual mejoraría las reservas netas. El saldo comercial con China fue negativo en u$s 7.240 millones en 2021. Difícilmente se ponga en práctica antes del acuerdo con el FMI.
¿Qué podemos esperar en lo cambiario en el corto plazo (febrero/marzo)? El flujo cambiario, para estar equilibrado, requiere de una importante baja en las importaciones. El gobierno en febrero avanzó en ese sentido aunque usualmente estas medidas tan repentinas son de corta duración (¿febrero/ marzo?).
A partir de allí, durante marzo, debería concretarse el acuerdo con el FMI, que generaría inicialmente sus beneficios en términos de aumento en el stock de reservas (fondos recibidos desde el FMI y de otros organismos internacionales) y también en el flujo cambiario. Una menor expectativa de devaluación con tasas de interés más altas debería mejorar el financiamiento comercial usualmente positivo, pero que fue negativo en el tercer y cuarto trimestre 2021 con la excepción del último diciembre.
Adicionalmente se entraría en la etapa de alta liquidación de exportaciones agrícolas y se daría algún beneficio en términos de mayores usos del swap con China para el pago de algunas importaciones de ese origen.