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Sequía: peores proyecciones e impacto en las importaciones

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Las nuevas proyecciones de la BCR empeoraron el impacto de la seca en las exportaciones y en el PBI, lo que exigirá más ajuste. El riesgo electoral puede pronunciar al 3,5% la caída del PBI

La Bolsa de Comercio de Rosario actualizó este jueves sus proyecciones sobre la cosecha, con un fuerte ajuste a la baja. Sobre esta base, consultoras estimaron que las exportaciones agrícolas empeorarán más que lo esperado: caerán al menos USD21.800 millones. El impacto directo sobre el PBI será negativo por partida doble: primero porque menguó el aporte del agro al nivel de actividad, y segundo porque, sin reservas, el menor ingreso de dólares incrementa la magnitud del ajuste que deberá hacer la economía, de al menos a USD9.000 millones vía restricciones a las importaciones y su corolario, menor nivel de actividad industrial.

Así, para 2023, las proyecciones del PBI más modestas rondan una caída del 2,7% que, la falta de horizonte macroeconómico potenciada por el ruido político puede agravar al 3,5%.

Previo a los nuevos datos de la BCR el mercado ya estimaba que este año, en comparación con 2022, por falta de dólares sería necesario un ajuste en las importaciones del orden de los USD8.200 millones incluso tras haber renunciado a la acumulación de reservas, descontados los USD1.000 millones menos de servicios turísticos al exterior, los menores precios internacionales y la reducción de USD4.000 millones en las importaciones energéticas, entre otras.

“Para evitar que todo esa corrección se haga vía mayores restricciones a las importaciones, se está intentando avanzar con un mayor volumen de operaciones financiadas. En definitiva se busca lograr el equilibrio con el menor efecto posible sobre nivel de actividad y precios. En este escenario, el mayor desafío parece estar en el tercer trimestre, cuando el escenario político empiece a pesar más aún en la decisión de los exportadores”, advirtieron en la financiera MegaQM.

Sobre este panorama, las nuevas proyecciones de la BCR mostraron que la presión será incluso mayor: de los 23 millones de toneladas calculados en abril, ahora estiman 21,5 millones. “En consecuencia, se proyecta un desplome de -50,3% anual desde las 43,3 Mt de la campaña anterior. Así las cosas, se perfila a ser la menor producción de soja en 23 años, incluso ubicándose 10,4 Mt por debajo de la fatídica campaña 2008/2009 (-30,6%)”, señalaron desde la financiera Portfolio Personal Investment (PPI). Para ellos, esto se traduciría en una cosecha reducida en más de USD 26.000 millones respecto de la del año pasado y en exportaciones agrícolas que “se hundirían de US$41.032 millones a US$19.216 millones, por lo que el desplome tendría un piso de US$21.800 millones (-53,2% anual)”.

Comparado con un escenario previo de pérdida de exportaciones por USD21.000 millones, esto supone un empeoramiento de USD800 millones. En otras palabras, al ajuste de USD8.200 millones que el Gobierno venía buscando evitar en las importaciones para evitar que la economía se frene, ahora se extrema a USD 9.000 millones, un faltante que tampoco se suple vía la cuenta financiera. Es que, por fuera de los desembolsos que Massa consigue de organismos internacionales, el combo de cepo y exclusión de los mercados internacionales minimiza el ingreso de dólares financieros al país.

“Para finalizar, el inicio de la campaña 2023/2024 se perfila muy complicado, lo que empieza a encender las alarmas sobre si se dispondrá el típico puente de reservas del verano en 2024. La siembra de trigo arranca peor que en 2022, ya que las lluvias continúan siendo escasas y las reservas de agua en los suelos, que están casi tan secos como en 2009, no logran mejorar”, consideraron en PPI.

Por el contrario, el corredor de granos Salvador Vitelli dio un atisbo de optimismo y aclaró que las probabilidades de ingresar en la fase del Niño se incrementan, lo que podría mejorar la economía hasta el primer trimestre del año próximo: “Las probabilidades de mayo-julio son del 82% vs. 62% que daba 1 mes atrás (el servicio atmosférico y oceánico de los EEUU). Argentina se beneficiaría de esto”, señaló.

El impacto en el PBI

Por lo pronto, con este escenario las proyecciones para el PBI son desalentadoras pasando el primer trimestre. La consultora Equilibra, entre la mala cosecha y la postergada siembra de trigo, ya estimó en 2,4 puntos porcentuales la caída del PBI por el lado del agro, a lo que se suma el efecto de la restricción de las importaciones sobre el nivel de actividad industrial por la falta de dólares. “No vemos margen para evitar un deterioro de la actividad económica este año. Al arrastre negativo del 2022 (-0,3%) se sumarán el impacto de la sequía, la escasez de dólares y una aceleración inflacionaria que reducirá la demanda interna. Así, esperamos una caída del PBI en 2023 de al menos 3%”, destacó el economista Joaquín Waldman.

Con algo más de optimismo, la Fundación Capital estimó que la caída del PBI de 2023 será del 2,7% con una caída del 0,1 punto por el lado del comercio exterior y una contracción del 6% de la inversión. Con una advertencia: si por la fragilidad macroeconómica se repiten episodios de salto en la brecha cambiaria como los que el mercado de futuros asocia al calendario electoral y al riesgo político, “no se descarta una contracción aún mayor en el nivel de actividad” hasta una caída del 3,5% del PBI.

Fuente: https://bit.ly/3r1C6dU

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