Faltan 10 semanas para las PASO (elecciones 2021) y 4 meses y medio para las elecciones legislativas de este año. Es un período en el que la economía y las acciones de gobierno se subordinan a la lógica política. Todo se pasa por el tamiz electoral. A principios de junio esto se empezó a trasladar a la economía real con medidas puntuales como la elevación de las pautas de los acuerdos salariales, los bajos reajustes en las tarifas y la postergación de aumentos en las naftas. Pero, con un sendero hasta las elecciones que luce menos inestable que en otras oportunidades, el desafío ya se trasladó a tratar de entender qué cosas pueden cambiar a partir de diciembre.
En este período preelectoral el gobierno hará su mejor esfuerzo por generar condiciones favorables para el consumo interno y evitar cualquier fenómeno disruptivo. Los esfuerzos estarán puestos en aumentar el ingreso disponible de la población, contener la suba de precios, administrar la depreciación cambiaria y avanzar con políticas fiscales expansivas ya sea vía subsidios u obra pública.
Entendemos que están dadas las condiciones para un proceso electoral con menores inestabilidades que en otras oportunidades. El muy buen nivel de precios de granos ha generado un factor fuertemente estabilizador para el mercado cambiario y para las finanzas públicas.
Existen instrumentos que podrían amortiguar los principales shocks negativos que pudieran producirse. El BCRA ha acumulado reservas – aún en niveles muy bajos – y habiendo liberado su posición de futuros tiene margen para intervenir. Además, al haber flexibilizado los pagos de importaciones en los últimos 2 meses podría volver a restringirlas en caso de que la demanda de dólares oficiales vuelva a superar a la oferta a partir del mes de agosto.
El gobierno, en lo que va del año, ha manejado de manera prudente tanto la situación cambiaria, como la fiscal, monetaria y de financiamiento. Eso le ha dado margen para las flexibilizaciones que deberíamos esperar en lo fiscal y por ende en lo monetario.
Pero se deberán ir monitoreando los principales desequilibrios que se pueden observar en la economía:
- Dinámica de Atraso del Tipo de Cambio Real a partir de febrero 2021.
- Desequilibrios de Precios Relativos a partir del comienzo de la pandemia, con atrasos en aquellos sectores que más sufrieron el Covid 19, principalmente servicios.
- Excedente de Pesos por las necesidades de emisión de 2020 por la pandemia y por la continua alta emisión primaria en 2021 originada en la compra de divisas del BCRA y el pago de intereses de sus pasivos remunerados (Leliqs / Pases).
- Elevación del Costo de Subsidios ante el atraso tarifario que continuará creciendo.
- Crecimiento de la Presión Tributaria por reversión de la reforma de 2017 con impacto en ingresos brutos, ganancias, bienes personales y el nuevo impuesto solidario a la riqueza.
La principal incertidumbre seguirá estando en la evolución de la situación sanitaria que dependerá mucho de la dinámica del proceso de vacunación que indica que se ha acelerado a partir de las últimas semanas. También de la aparición de las nuevas variantes del virus que empiezan a ser una preocupación internacional.
En lo económico se deberá, en estos meses, tener una mirada más estricta sobre la evolución que tomen los controles de precios, los aumentos del gasto público permanentes en el tiempo que actualmente serían financiados con ingresos que podrían no mantenerse en el tiempo – impuesto a la riqueza, nivel de retenciones por altos precios actuales, etc. -, los aumentos salariales reales por encima de los aumentos de productividad que presionarían adicionalmente a la inflación y el comportamiento de los depósitos a plazo fijo que están detrás de los altos niveles de los pasivos remunerados del BCRA.
De cómo evolucionen estos desequilibrios y factores mencionados en los próximos 5 meses surgirá el grado de las medidas correctivas que deberá adoptar el gobierno luego de las elecciones de noviembre.
Y lo primero que aparecerá en el período diciembre (luego de las elecciones 2021)/marzo 2022 es la necesidad de acordar con el FMI. No hay posibilidad de evitar ese acuerdo y entendemos que estaría en la hoja de ruta oficial. No es claro el nivel de exigencia que impondrá el FMI que podría estar inclinado a avanzar en un acuerdo quizás menos exigente que lo habitual en el marco de la pandemia y la situación social argentina. Pero habrá exigencias que suponemos de mínima que habrá que enfrentar: no más atrasos en tipo de cambio y tarifas, niveles mínimos de reservas internacionales, disminución progresiva del déficit fiscal, límites en la emisión monetaria del BCRA para asistir al Tesoro Nacional, para citar las principales. Posiblemente no se cuente con grandes exigencias de reformas estructurales.
Serán tiempo de incertidumbre mientras dure esa negociación que no será fácil. Es posible que no termine post elecciones 2021 y se vaya dilatando hasta fines de marzo 2022, con un gobierno que también será duro en la negociación. Y tiene como complejidad extra que no todos sus miembros piensan de manera homogénea en términos económicos.
Dentro de ese marco deberíamos esperar a partir de diciembre/ enero reajustes de tarifas, post elecciones 2021, veremos si de forma selectiva, un tipo de cambio que deje de perder sistemáticamente con la inflación, y por tanto una inflación que podría ubicarse nuevamente por encima del 3% mensual.
Será muy importante lo que pase con los precios de los granos, porque su nivel actual ha permitido una clara mejora en los ingresos de exportaciones y fiscales por retenciones. La aspiración es que se mantengan ya que su disminución generaría nuevos problemas en el superávit externo actual.
El gobierno tratará de evitar cualquier ajuste brusco del tipo de cambio por los efectos inflacionarios que produciría, pero para ello será básico la no disminución de los precios internacionales de los granos.
El gobierno deberá pensar su hoja de ruta además del acuerdo con el FMI y Club de Paris. Especialmente cómo la economía puede volver a crecer en 2022 luego de la caída del 10% en 2020 por la pandemia y una parcial recuperación en torno al 6,5% que esperamos para 2021.