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Una mirada sobre el tipo de cambio real

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Uno de los principales interrogantes de este año pasa por entender cuál es el ritmo que elige el BCRA para la depreciación del tipo de cambio oficial. Está claro que el acuerdo con el FMI establece un objetivo, no meta, de mantener el tipo de cambio real. Pero eso no depende solamente del ritmo de depreciación, entra a jugar también el nivel de inflación local, la inflación internacional y lo que suceda con el resto de las monedas. En las primeras semanas del año, la cotización del Real ha ayudado a sostener el tipo de cambio real y de ahora en adelante será importante ir evaluando la evolución de estos factores para entender la posición del BCRA y la necesidad de realizar una sintonía fina.

La inflación de febrero y la expectativa de niveles que se sostienen altos en marzo y abril generó un replanteo del ritmo nominal de las principales variables. El BCRA necesitó realizar una nueva suba de tasas y se espera que acelere el ritmo de depreciación para no perder tipo de cambio real.

Este último objetivo lo viene logrando en los primeros tres meses del año a pesar de un ritmo de depreciación que se ha ubicado claramente por debajo de la inflación local

Dos factores ayudaron a evitar que se atrase el tipo de cambio real. La primer tiene que ver con la apreciación del Real. En lo que va del año, el peso de depreció un 7,8% con respecto al dólar, pero llega al 12% cuando se mira la canasta promedio de monedas ponderadas por el comercio exterior argentino. El dato que resalta es la depreciación bilateral con Brasil del 26,1%. Es decir que el peso de depreció con respecto al dólar y el Real se apreció, eso hace que el peso haya ganado competitividad con respecto al real brasilero. Esto a pesar de un ritmo inflacionario local que supera ampliamente al de Brasil.

En síntesis, en el primer trimestre del año, el tipo de cambio promedio multilateral se depreció un 3,8% mensual, con una devaluación del peso con respecto al dólar de 2,5% y la apreciación de monedas como el Real compensando la diferencia. A pesar de un nivel de inflación del 4,2% mensual en los primeros meses (por lo menos hasta que se conozca el dato de marzo), se logró sostener el tipo de cambio real. La inflación internacional aportó un promedio de 0,7% mensual, ayudando a atenuar el peso del aumento local de precios.

Si se mantienen estos ritmos y el Real deja de apreciarse, los ritmos de depreciación necesitarán aumentar. La expectativa en Brasil es que el proceso de apreciación, producto de la suba de tasas, ya llegó a su fin. Las expectativas de mercado para fin de año establecen valores nuevamente del orden de R$ 5,2 por dólar, claramente por arriba del R$ 4,77 actual.

Por lo tanto, si la inflación local termina el año algo arriba del 60%, el ritmo promedio para los últimos 9 meses se ubicaría en 3,8% mensual. Eso implica que con una inflación de 0,7% mensual a nivel internacional, el ritmo de depreciación tendría que volver al andarivel del 3,1/3,2% mensual. Claramente un cambio de tendencia del Real, con una eventual apreciación o niveles de inflación locales superiores a los proyectados pondrían nuevamente bajo revisión el ritmo de depreciación y complicarían la sintonía de las variables nominales.

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